En este artículo te enseñamos varias opciones para cocinar sin gas. Desde el uso de energía solar hasta el uso del calor de tierra.
Supongamos que estás de camping y precisas de cocinarte porque, por muy natural que sea tu viaje, te has tomado en serio la tesis de Levi-Strauss de que lo que separa al homínido primigenio del hombre o, en términos más ad hoc con el buen Faustino Sarmiento, a la civilización de la barbarie, es el placer de saber cocinar aquello que nos llevamos a la boca.
Si es el caso, algo que puedes improvisar es una pequeña estufa con alcohol. Este pequeño mechero se puede realizar con una lata de aluminio y, por supuesto, alcohol, ese que seguras llevas en tu maleta de mochilero para las heridas eventuales.
Otro truco que puede ser de utilidad es con el empleo de papel aluminio. Se precisa tener un recipiente o bien ¡hacer un recipiente con el propio papel aluminio! Debes colocar el papel aluminio debajo del sol y, dado que el papel reflejará los rayos solares en el centro del recipiente cóncavo que en él se ha producido, aquello que ahí se coloque será calentado hasta la cocción. Un par de huevos, por ejemplo.
Otra opción válida es la cocción debajo de la tierra. Muchas cultura han empleado el calor de la tierra haciendo un hoyo, para que sus alimentos se cocinen.
Por supuesto que hay toda una tradición del parrillero y del asado en donde el tipo de leña que se emplea para cocinar los alimentos es un elemento de suma importancia, pues le da a éstos un sabor específico, gourmet.
Ahora bien, no sólo con fuego se cocina, aunque contradigamos al buen estructuralista Levi-Strauss, pues la carne tártara parece ser un alimento posmoderno y ¡hasta neobarroco!
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